miércoles, 5 de septiembre de 2018

Mi opinión sobre los polímeros biodegradables

En vista de la reciente ordenanza municipal en Guayaquil, que plantea la sustitución de los materiales para la fabricación de los denominados plásticos de un sólo año, por plásticos biodegradables y reutilizables, consideré oportuno compartir mi opinión sobre el tema. Esto, con la intención de generar curiosidad y quizás algo de conciencia sobre asuntos relacionados a los polímeros biodegradables, de los cuales no se discute tanto.



La historia del plástico en mi casa

Cuando era niño y acompañaba a mi mamá al comisariato, que es como le seguimos diciendo a cualquiera de las otras cadenas de supermercados que hay en la ciudad, recuerdo que solíamos llevar unas canastas plásticas para traer las compras a la casa. No sé si habrá sido una costumbre de provincia o europea, porque mi mamá es manabita y también mitad italiana, pero así es como recuerdo que se hacían las compras en mi casa. Eventualmente, nos contagiamos de las costumbres de la gran ciudad y comenzamos a utilizar fundas plásticas, sin pensar en las consecuencias que esto pudiese tener para el medio ambiente, ya que entonces no se hablaba de eso en las noticias. Años después, cuando estudiaba Ingeniería Química en la universidad, aprendería que el tipo de plástico de esas fundas era polietileno de alta densidad y que era un producto derivado del petróleo. Contemporáneamente, tendría inicio el boom mediático sobre temas ambientales, y declararía al plástico mi enemigo.

Rompiendo la funda de plástico biodegradable

Al manifestarle a un psicólogo mi malestar sobre el excesivo uso de plásticos en mi ciudad, este me dijo que no me debería preocupar tanto, porque siempre podía utilizar plásticos biodegradables. Quizás los dueños de los supermercados entendieron mi preocupación, porque en algunos de ellos se comenzó a utilizar fundas a base de polímeros biodegradables, en lugar de aquellas a base de polietileno de alta densidad. La iniciativa duró poco, pienso yo, porque a personas como mi mamá no les pareció agradable utilizar fundas que por causa del calor guayaquieño se degradaban aceleradamente y llegaban agujeradas a la casa. De cualquier manera, a diferencia de lo que crea el psicólogo, el uso de productos a base de plásticos biodegradables en lugar de plásticos ordinarios, no significa una solución inmediata a las consecuencias ambientales de la producción de plásticos. Si bien, los plásticos biodegradables se degradan, valga la redundancia, y por lo tanto sus desechos ocupan menos espacio en el planeta, lo que no se menciona es que algunos de los plásticos clasificados como tales, también se originan de combustibles fósiles, i.e. petróleo. Otros plásticos biodegradables son sintetizados con compuestos químicos o a base de productos agrícolas. La última opción podría sonar como la más environmental friendly, pero el utilizar todas las tierras cultivables para obtener productos útiles para la fabricar la cantidad de plásticos que utilizamos en el mundo, nos dejaría sin tierra disponible para cultivar nuestros alimentos.

El enemigo que queremos tener cerca

Si bien algunas personas deciden adoptar un estilo de vida en el cual se rehúsan a comprar alimentos contenidos o cubiertos por plásticos, no deberíamos ignorar que en nuestra vida globalizada también utilizamos excesivamente otros productos a base de polímeros, e.g. celulares, cables, tuberías, ropa, gafas, juguetes, etc. El problema real va más allá de las fundas o sorbetes plásticos, y pienso que uno de los motivos por los que no hay un gran cambio en este aspecto, es porque no se discute el tema ampliamente, y se lo ve sólo como una moda. En relación a eso, a pesar de mi aparente negativismo, aplaudo iniciativas como la reciente ordenanza municipal que busca regular el uso de plásticos, a pesar de considerar que una acción más significativa sería que nosotros como consumidores, nos propusiésemos utilizar productos plásticos de manera más limitada y responsable. También me gustaría pensar, que después de esta ordenanza, se comenzarán a implementar medidas ambientales en Guayaquil con un mayor efecto a largo plazo. Por ejemplo, un sistema para la recolección de desechos reciclables clasificados, como ya se hace en otras ciudades del país, y la implementación de ciclovías funcionales y seguras para aliviar la congestión vehicular y adoptar un estilo de vida más saludable. 

Una casa biosostenible en The Green Village en Delft, Holanda. En el futuro quizás podamos tener casas así al pie de los esteros guayaquileños.


Referencias

  1. Guayaquil prohibirá los plásticos de un solo uso con nueva ordenanza. Diario EL COMERCIO. Recuperado de https://www.elcomercio.com/tendencias/guayaquil-prohibicion-plasticos-ordenanza-ambiente.html
  2. Ordenanza sobre plásticos pasa por primera aprobación en el Concejo de Guayaquil. Diario EL UNIVERSO. Recuperado de https://www.eluniverso.com/guayaquil/2018/08/31/nota/6930635/ordenanza-pasa-primera-aprobacion
  3. Clarinval, A.-M. & Halleux, J. Classification of biodegradable polymers. Biodegrad. Polym. Ind. Appl. 3–31 (2005). doi:10.1533/9781845690762.1.3
  4. Bohlmann, G. M. Biodegradable packaging life-cycle assessment. Environ. Prog. 23, 342–346 (2004).
  5. Los lojanos, los primerso en reciclar en Ecuador. Diario EL UNIVERSO. Recuperado de https://www.eluniverso.com/2013/04/21/1/1430/lojanos-primeros-reciclar.html.
  6. Loja recupera 80 mil Kg de material reciclable al año en su nueva planta. Diario EL TELÉGRAFO. Recuperado de https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/regional/1/loja-planta-desechos-ecuador