Erase
una vez un material llamado plástico, que provenía del reino de los polímeros
sintéticos. El plástico era muy versátil pues tenía buenas propiedades de
resistencia a impacto, permeabilidad de oxígeno y humedad, además de una larga
vida útil. Un día, los padres del plástico decidieron presentarle al aluminio.
En seguida se llevaron bien, ya que ambos tenían propiedades similares y eran
utilizados para la elaboración de envases de alimentos. El plástico y el
aluminio se unieron en un casamiento que trajo grandes riquezas a sus reinos.
La gente del pueblo estaba muy contenta ya que estos materiales se veían muy
bien juntos y permitían que los alimentos tuvieran una mayor fecha de
caducidad. Todo parecía ir bien hasta que un día, los materiales decidieron que
ya no querían estar juntos. Nadie parecía entender el motivo, pero el amor es
así… Lo que el plástico y el aluminio no sabían es que lo que unen las
industrias el hombre no lo puede separar.
Con
esta historia quise hacer una presentación de lo que son los materiales
combinados. En la industria alimenticia, y en otras también, se suelen utilizar
combinaciones de materiales que facilitan la vida tanto al fabricante como al
consumidor. Así, los alimentos perecederos pueden recorrer grandes distancias
antes de llegar a las perchas de los supermercados, y también pueden durar más
de tres meses en las alacenas de las casas de las personas antes de ser
consumidos.
¿Alguna
vez han comido una barra de chocolate o de cereal? Viene en un empaque que se
ve plateado por dentro. Este es conocido como “laminado” y es una mezcla de dos
láminas: una de plástico (polipropileno) y una de aluminio. La combinación de estos dos
materiales permite que el chocolate pueda estar meses dentro de ese empaque
sin que se oxide y sin que le entre
humedad. Así el chocolate puede ser exportado y sobrevivir los largos viajes
intercontinentales, trámites aduaneros,
despachos hasta los supermercados, y llegar en perfecto estado al
paladar de los chocomaníacos.
Pero
probablemente en empaque de alimentos más conocido y que también es un material
combinado es el polialuminio con cartón, comercialmente conocido como
“Tetrapak”. Un jugo envasado en una botella de plástico no se conservará de
igual manera que como en el “Tetrapak”. Probablemente su color cambiará porque
las frutas se oxidan, y ya no se verá apetecible para el consumidor. El
“Tetrapak” también evita que el producto necesite refrigeración antes de ser
abierto.
El aluminio, plástico
y cartón, todos son materiales reciclables, ¿pero qué ocurre cuando han sido
combinados? ¿Y cómo es que fueron combinados?
Las
láminas de aluminio y plástico se suelen fundir aplicando calor. Los
componentes no se separarán fácilmente porque el proceso de fundición fue
realizado precisamente para que permanecieran juntos el mayor tiempo posible y
bajo las condiciones más adversas. Un material combinado no puede ser
clasificado como uno de sus componentes: El “laminado” no es ni plástico ni
aluminio para los recicladores porque para que sus componentes puedan ser
reciclados necesitan ser sometidos a un proceso de separación.
Lo que unen las
industrias el hombre no lo puede separar.
En parte es cierto, pero
siempre se podrá aplicar otro proceso industrial para deshacer lo que se hizo.
Ahora, que ese proceso produzca otros impactos ambientales, ya es otra cosa.
Pero siendo positivos, digamos que no se ocasionasen más impactos ambientales,
¿cuál sería el problema entonces? Pues como el proceso de separación implicaría
un costo, alguien tendría que pagarlo…
¿Pero quién?
Algunas
veces el problema no es que los materiales no se puedan reciclar, sino que el proceso de reciclaje sea rentable.
Loco Ecológico
No hay comentarios:
Publicar un comentario